viernes, 12 de febrero de 2010

Liszt.


Franz Liszt, que debía dirigir un concierto, se dejó por descuido la partitura en una silla. Una oronda baronesa se sentó encima. Listz fue hacia ella y le dijo cortésmente:
"perdone señora, pero la partitura sobre la que está sentada no es para instrumentos de viento".


Hay anécdotas que cuentan cómo las mujeres se le acercaban a medio concierto para cortarle un mechón de pelo… una pequeña histeria que con frecuencia terminaba felizmente para Liszt jejeje....

Sin embargo, pese a ello, siempre trató de ser serio en el arte. Una anécdota suya, que le costó muy cara, lo muestra: Dando un recital ante el Zar Nicolás I de Rusia, éste se puso a hablar con su ayudante y Liszt paró de tocar. Al preguntarle porque paraba respondió: “Cuando Su Majestad habla, todos los demás debemos callar”. Esto le costó ser expulsado de Rusia y la enemistad del Zar, que fue el problema mayor que impidió más tarde la anulación del matrimonio de la Princesa Carolina.


2 comentarios:

  1. Pobre gorda¡¡

    ¿Por qué los gordos nunca se dan cuenta que se sientan encima de algo?

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  2. Supongo que conoces a Friedrich Urda. Eso si que eran anécdotas...

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